Pese a todo esto siempre que un animal de este tipo se cruzo en mi camino, y su mirada vacuna se clavaba en mi humano rostro, tuve la sensación de que ellas sabían algo que yo desconocía.
Ellas fijan sus ojos sobre uno y lentamente siguen nuestro recorrido con esa mirada sobre un costado que me estremece fácilmente. En sus mentes puedo leer: “Se algo que vos no sabés”.
Tal vez conocen su irremediable destino de amamantadora universal o de bife de chorizo, y es por esto que en su mirada podemos ver el rencor que ellas sienten por habernos comido a aquella tía/prima/hermana/sobrina que seguramente alguna vez nos devoramos.
Probablemente estén decepcionadas de aquel niño, que unos años atrás de ella solo pedía la leche para hacer su chocolatada, y ahora ruega por una Big Mac. Y es eso lo que miran, tal vez con esos ojos profundos que nosotros no comprendemos buscan a ese chico dentro nuestro. Aquél que de ella solo podía decir “la vaca es un animal que tiene cuernos y saca leche”.
Vaca no te extrañes, no es con la única que estos seres insensibles nos comportamos así. También existen las gallinas, los chanchos y una gran variedad de peces, todos masacrados de diferentes maneras, algunas terriblemente dolorosas, como ser sacado de su medio de vida y morir desesperadamente sin poder respirar.
No te preocupes querida amiga. Tu eres mi prioridad, porque contigo es diferente. Mi relación contigo se remonta desde mi infancia y yo nunca he fallado a mis amigos de la niñez. Desde aquí comienzo mi campaña y nunca la abandonaré. Lo único que te pido es que resistas, pronto todos se darán cuenta que no debes morir solo porque nosotros tenemos hambre.