15.8.06

Parissienne Delirum Tremens

1883 – “Tu, Suzanne”


Nunca pensé que me podía enamorar. Nunca en realidad quise enamorarme. Tu no eres como las demás. No causas en mi lo mismo que las otras. Tu, Suzanne, eres diferente. Tu lentamente pudiste conmigo, pero yo no pude contigo. No pude resistir tu sensualidad de mujer discreta, diferente a las mujeres de los salones de la Rue des Moulins. Por todo esto soy tuyo y lo seré siempre. Dejaré a mis amantes (diré adiós a Marie y cualquier otra) y me quedare a tu lado. Abandonaré mi vida promiscua y no pintaré más a esas mujerzuelas de cabaret, de ahora en más tu serás la única imagen en mi mente y mis lienzos.

Tal vez soy muy pequeño, pero dentro de mi hay mucho más amor que carne. Eres hermosa y lo sabes. Eres mas que una simple trapecista del Circo Fernando. Por favor Suzzanne, no te cuelgues más de andamios y hamacas, ni de telas que caen del techo, cuélgate de mi y de nadie más. No subas tan alto, porque sin ti todo parece más lejano.

Todos me hablan de ti Suzanne. Yo solo hablo de ti. Ninguno de mis amigos o modelos desconoce tu existencia. De ahora en más yo soy solo tu.

1886 – “Yo, Toulouse”


Tuve que abandonarte. No puedo darte todo lo que me pides. No tendré tus hijos, ellos saldrán iguales a mi, y no daré vida para que ellos sufran. No me casaré contigo. No soportare abandonar todo lo que deje esos dos años.

Descubrí en este tiempo que no estoy hecho para el amor. Mi mundo siempre fue el de la noche de Paris, donde siempre he podido desahogar mis penas, o bien ahogarlas en un vaso de aguardiente. Volví a mi Moulin Rouge, con mis mujeres de una noche y con la pintura pública. Perdóname Suzanne pero no podré soportarlo, ni a ti ni a mi. Se que será mejor.

Si duele, amor mío, te olvidaras. Podrás entender que no te haré bien si te sigo lastimando. Te lastimaré, así me odias. Me pregunto porque no me lastimas tu, así sería más fácil. No me lastimas porque eres demasiado buena y tu nunca podrías hacer algo como eso. Por tu inocente cabeza no pasa una gota de maldad. Maldita suerte la mía que eres lo mejor que hay sobre esta tierra, y justo tu me vienes a amar a mi, que soy lo peor.

1889 – “Delirium Tremens”

Maldito mayordomo. Ya no lo soporto más. En cambio, ya no se como hace él para soportar mis bromas y burlas.

Constantemente le pregunto donde esta mi madre. “Se ha trasladado a Albi” me dice. No le creo, esta loco. Mi madre jamás me abandonaría. Este hombre seguramente quiere evitar que yo la vea. Madre, debes estar preocupada que hace tiempo no oyes noticias de mi, desde mi propia letra o voz. No te preocupes madre, pronto escaparé de aquí y nos podremos ver.

Pude esconder una diminuta botella en mi bastón de paseo, el mayordomo todavía no se a dado cuenta. Espero que nunca lo haga, esta es la única manera de hacer desaparecer las arañas y los monos que aparecen en mi cuarto cada unos días. Salen de las hendiduras de las paredes y de debajo de los muebles y camas. Cuando no aparecen los busco debajo de estos lugares, pero no logro descubrir donde queda realmente su escondite. Cuando logre hacerlo detonaré ese lugar con un poco de pólvora que todavía permanece en alguna parte de la casa.

Mi vecino Pierre trae constantemente regalos de una tal Suzzane. No recuerdo quien es ella, pero sus notas son muy amables y cálidas. No se que querrá ella de mi, pero me gusta recibir sus regalos. Le he preguntado a Pierre porque nunca me ha venido a visitar. El me contesta: “¡Oh, Monsieur Lautrec!, ¿cómo puede ser que no se acuerde?. Usted sabe bien lo herida que quedo Madame Suzanne, por favor no insista con verla, que no puedo hacer nada al respecto.”

No, no lo se realmente. O no lo recuerdo. Ni yo lo se. Yo solo quiero conocer a esta mujer Suzzane, que sin duda sabe exactamente cuales son mis gustos. Por algo no paro de pensar en ella. Puedo notar que Suzzanne no es como los demás, ella es diferente.