Me sorprendí mucho cuando Daniela me hizo esa pregunta, veníamos hablando de algo totalmente opuesto y me tomó muy desprevenido:
-Y vos, ¿Sabes algo de Mariela?
No era la primera vez que me preguntaban eso, pero por alguna razón en especial, tal vez lo imprevisto del cambio de la conversación, la respuesta que daba habitualmente cambió, esta vez algo sabía.
-Se que esta saliendo con un tipo, Javier se llama. Lo conozco... creo que es un buen chabón.- dije con un aire desganado como para cambiar el rumbo de la charla. Me detuve e inmediatamente recompuse lo que había dicho - Lo conocí de casualidad y parecía un tipo simpático, realmente no se si es buena persona o no.
Como si fuese una especie de descarga- algo que necesitaba contar- las palabras fluyeron como borbotones. Estábamos en la puerta del Abasto, en Almagro, esperando que un taxi pase a buscar a Dani, irónicamente ese era un lugar que me hacia acordar mucho a Mariela.
Mientras aguardábamos y el viento nos golpeaba un poco duro (se acercaba la noche y estaba refrescando, Daniela no tenía abrigo) comencé a hablar, mi amiga casi hermana solo escuchaba:
-Lo nuestro era un poco extraño, viéndolo desde acá y después de casi dos años, puedo darme cuenta que lo nuestro no fue un amor de adolescentes, aunque ambos lo éramos. - el cigarro se consumía, cada tanto pasaba alguna que otra cara conocida, pero mis palabras ya estaban afuera y no había más remedio que hablar.- Ella es una mina rara, algo que me encantaba, me volvía loco y eso me daba mucho placer. No puedo decir que yo soy un tipo normal (*), muchas veces soy bastante ciclotímico, pero nos complementábamos muy bien y la pasábamos genial. Se nos complicaba muchas veces que los dos estábamos cruzados y no nos bancabamos, pero siempre había motivos para seguir y pasarla bien.
- Entonces ¿Porqué fue que terminaron?- preguntó Daniela con cara inocente, sin saber lo complicada que era la respuesta.
-Empezamos desde muy chicos. Siempre digo que si nos hubiéramos conocido unos años después, como hicieron algunas parejas amigas, las cosas hubiesen sido muy diferentes- y pensé para adentro "o tal vez no", pero continué- Poco a poco y a pesar de que teníamos muchas cosas en común la relación se fue desgastando y tomamos caminos distintos ( pero no diferentes) en cuanto a distintas cosas. Todo esto lo puedo ver mucho tiempo después. Porque en ese momento lo que tenía era un amor totalmente ciego por ella. Desde el principio del ultimo año la luchamos muchísimo; intentábamos salvar lo nuestro, algo que era muy personal y tan primero que no queríamos perderlo.
El taxi llegó. Cuando Dani estaba a punto de subirse sola al auto me adelanté y le dije: "Hoy te acompaño, quiero seguir hablando y la verdad que no me importa nada". Curiosa como es ella continuó con las preguntas, hace mucho que no hablábamos. Me pregunto sobre el después, como había sido todo. Olvidarme, que me pasaba cuando me acordaba, como fue estar con otras. Como si nada hablé sin parar:
-Al principio era muy difícil. Lo más complicado era saber que no hubo un punto de ruptura, esto se fue desarmando de a poco y no puedo definir el momento en que todo empezó a irse al carajo- que mal hice en haberlo mandado todo a la mierda así, pero seguí contándole a Daniela- No podía pensar en otra, por algunos momentos era la única. Se tornaba difícil y el duelo se hacía muy largo.
El taxi se estaba acercando a destino y a su vez la conversación estaba terminando, parecía que no había mucho para decir, pero si me lo pedía podía hablar por horas. Cuando nos bajamos del auto la acompañe hasta la puerta del edificio mientras le contaba:
- Lo más importante fue que después pudimos hablar de eso, y que sin ningún problema los dos llegamos a la conclusión de que habíamos tomado la mejor decisión posible, por más dolorosa que fue la ruptura. Tuvimos un beso al que llamamos el último beso ( me acuerdo que fue cerca de su casa), tuvimos charlas donde hablamos bien y profundo, màs que nada siento que la cosa fue por el buen camino, y más allá de que hoy no hablemos, que la relación se base en un "Hola ¿ como estas?", siento que es parte del momento, tranquilamente las cosas podrían ser distintas, pero puede ser que no querramos que sean distintas... ya estoy delirando.
Me despedí. Saludé a mi querida amiga con un fuerte abrazo y cuando estaba por entrar dio media vuelta y me dijo:
-Disculpame que te haya hecho hablar de esto...
-No te preocupes - le conteste con una sonrisa- me gusta hablar de ella, no son más que recuerdos hermosos.
Me sonrió y comentó:
-Tenés los ojos llorosos.
Con la voz tomada y con un poco de alivio en el corazón le mentí inútilmente:
- Debe ser el viento, o una basurita en el ojo.
(*) Uno nunca va a poder saber la verdadera definición de algo normal, pero convengamos que de hecho si tengo mis rayes.
-Y vos, ¿Sabes algo de Mariela?
No era la primera vez que me preguntaban eso, pero por alguna razón en especial, tal vez lo imprevisto del cambio de la conversación, la respuesta que daba habitualmente cambió, esta vez algo sabía.
-Se que esta saliendo con un tipo, Javier se llama. Lo conozco... creo que es un buen chabón.- dije con un aire desganado como para cambiar el rumbo de la charla. Me detuve e inmediatamente recompuse lo que había dicho - Lo conocí de casualidad y parecía un tipo simpático, realmente no se si es buena persona o no.
Como si fuese una especie de descarga- algo que necesitaba contar- las palabras fluyeron como borbotones. Estábamos en la puerta del Abasto, en Almagro, esperando que un taxi pase a buscar a Dani, irónicamente ese era un lugar que me hacia acordar mucho a Mariela.
Mientras aguardábamos y el viento nos golpeaba un poco duro (se acercaba la noche y estaba refrescando, Daniela no tenía abrigo) comencé a hablar, mi amiga casi hermana solo escuchaba:
-Lo nuestro era un poco extraño, viéndolo desde acá y después de casi dos años, puedo darme cuenta que lo nuestro no fue un amor de adolescentes, aunque ambos lo éramos. - el cigarro se consumía, cada tanto pasaba alguna que otra cara conocida, pero mis palabras ya estaban afuera y no había más remedio que hablar.- Ella es una mina rara, algo que me encantaba, me volvía loco y eso me daba mucho placer. No puedo decir que yo soy un tipo normal (*), muchas veces soy bastante ciclotímico, pero nos complementábamos muy bien y la pasábamos genial. Se nos complicaba muchas veces que los dos estábamos cruzados y no nos bancabamos, pero siempre había motivos para seguir y pasarla bien.
- Entonces ¿Porqué fue que terminaron?- preguntó Daniela con cara inocente, sin saber lo complicada que era la respuesta.
-Empezamos desde muy chicos. Siempre digo que si nos hubiéramos conocido unos años después, como hicieron algunas parejas amigas, las cosas hubiesen sido muy diferentes- y pensé para adentro "o tal vez no", pero continué- Poco a poco y a pesar de que teníamos muchas cosas en común la relación se fue desgastando y tomamos caminos distintos ( pero no diferentes) en cuanto a distintas cosas. Todo esto lo puedo ver mucho tiempo después. Porque en ese momento lo que tenía era un amor totalmente ciego por ella. Desde el principio del ultimo año la luchamos muchísimo; intentábamos salvar lo nuestro, algo que era muy personal y tan primero que no queríamos perderlo.
El taxi llegó. Cuando Dani estaba a punto de subirse sola al auto me adelanté y le dije: "Hoy te acompaño, quiero seguir hablando y la verdad que no me importa nada". Curiosa como es ella continuó con las preguntas, hace mucho que no hablábamos. Me pregunto sobre el después, como había sido todo. Olvidarme, que me pasaba cuando me acordaba, como fue estar con otras. Como si nada hablé sin parar:
-Al principio era muy difícil. Lo más complicado era saber que no hubo un punto de ruptura, esto se fue desarmando de a poco y no puedo definir el momento en que todo empezó a irse al carajo- que mal hice en haberlo mandado todo a la mierda así, pero seguí contándole a Daniela- No podía pensar en otra, por algunos momentos era la única. Se tornaba difícil y el duelo se hacía muy largo.
El taxi se estaba acercando a destino y a su vez la conversación estaba terminando, parecía que no había mucho para decir, pero si me lo pedía podía hablar por horas. Cuando nos bajamos del auto la acompañe hasta la puerta del edificio mientras le contaba:
- Lo más importante fue que después pudimos hablar de eso, y que sin ningún problema los dos llegamos a la conclusión de que habíamos tomado la mejor decisión posible, por más dolorosa que fue la ruptura. Tuvimos un beso al que llamamos el último beso ( me acuerdo que fue cerca de su casa), tuvimos charlas donde hablamos bien y profundo, màs que nada siento que la cosa fue por el buen camino, y más allá de que hoy no hablemos, que la relación se base en un "Hola ¿ como estas?", siento que es parte del momento, tranquilamente las cosas podrían ser distintas, pero puede ser que no querramos que sean distintas... ya estoy delirando.
Me despedí. Saludé a mi querida amiga con un fuerte abrazo y cuando estaba por entrar dio media vuelta y me dijo:
-Disculpame que te haya hecho hablar de esto...
-No te preocupes - le conteste con una sonrisa- me gusta hablar de ella, no son más que recuerdos hermosos.
Me sonrió y comentó:
-Tenés los ojos llorosos.
Con la voz tomada y con un poco de alivio en el corazón le mentí inútilmente:
- Debe ser el viento, o una basurita en el ojo.
(*) Uno nunca va a poder saber la verdadera definición de algo normal, pero convengamos que de hecho si tengo mis rayes.